18 febrero, 2019

Prodigio I



¡Qué sola estabas por dentro, cuando me asomé a tus labios...!
 Altolaguirre






Una inocencia jugaba con la mirada puesta en unos labios prohibidos. El deseo arañaba el viento para arrancar los picores de los virginales cuerpos, que desconocidos entre ellos, erraban solitarios el vacío.

Entre juegos y miradas, los labios fueron trazando sus propios rumbos de piel y el instante del encuentro desterró toda soledad con su harapienta desnudez de desierto.

El fraternal abrazo de anhelo vistió los cuerpos ahora fundidos en un sólo aliento.

Los labios serpentearon reconociéndose como fruta de piel madura destilando dulces temblores. Entre caricias, la piel se transmutó en Edén, el beso fue llave del paraíso que abrió, de par en par, las puertas del jardín bendito y la pasión convocó el canto de las musas, provocando al cielo que desprendió sus hojarascas de eternidad, escarchas del tiempo.

Y los labios, conjuro de la profunda divinidad de los amantes, son el sacro tacto que transforma piel, tierra y tiempo. Dulces venablos que entrelazan a cuerpos en destellos de universo, rememoran en cada contacto el primer beso, aquel con el cual, el amor etéreo trasmuta el pecado de olvido en encuentro divino, piel de un jardín edénico, donde el deseo entre miradas, cae a gotas, transformando todo el origen del alma y la palabra.


    L'l, 14 feb.19



03 febrero, 2019

Breves gestos de Luna




I
Escollo de luz,
dulce fénix del viento
hoja de cielo.

II
Hurto secreto,
deshilvanas la brisa,
tinta nocturna.

III
Tú, artesana,
y vihuela en llamas,
flor del poeta.
                                 L'l