09 diciembre, 2019

Mirada, Bálsamo y Mapa





MIRADA

Ojos de sangre
nos miran en las palabras,
pálida agua noctámbula...
acecha.






BÁLSAMO

El huele de noche
se saborea en la inexistencia.









MAPA

Todo fuego
acentúa mis oscuridades.
¡Ten cuidado viajero!
Puedes extraviar el grito.





©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.



02 diciembre, 2019

Nota




NOTA


Marabunta tragó mis letargos,

amanezco con cruda de suspiros.








Me curo la acróbata ausencia

desayunando rebanadas de sol con limón y sal.



En un calcetín hallé tus versos,

los voy a lavar en cloro,

espero se desmanche lo cursi.



Pasa por ellos el sábado,

el domingo devoro la luna.




©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.




25 noviembre, 2019

Colibrí Blanco, Llueve y Destello





COLIBRÍ BLANCO

Eres voz de mar,
distante...,
cercano,
¡voz del silencio!










LLUEVE


Soñé,
tus ojos no navegan muy lejos.

Sigue los cuchicheos del agua,
murmullos ondulantes
tocan tu mirada.

Canto ausencia,
mis sirenas te conjuran,
plegaria de fuego.






DESTELLO

El vuelo late en mi mano,
gata que araña mi espalda,
lame sus bigotes tras devorar
noches escondidas bajo mi almohada.

Todas las palabras huyen,
ratones histéricos.

Sólo queda un espejo
que traga mis imágenes
y refleja arañas dormidas.






©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.




19 noviembre, 2019

Cacao




CACAO

Semilla que envuelve semilla,
un laberinto alado te ronda,
como mar en llamas sumergido
en el agua de la luna.

Semilla que envuelve semilla,
voz nocturna camina entre grillos,
y la ciudad nos grita
como gato erizado
hechizando cada pestaña.

Tu piel,
cascada de río dulce,
sal de conquista.

Los alcatraces desenvuelven
los besos que navegan el pasado.

Danza de ángeles gaviota,
en eterna espera del sueño,
como suspiros llagados.

Tengo un racimo de mar en los ojos,
si la luna no fuera espuma de cielo,
la nada nos surcaría los labios.

Los libros emprenden el vuelo
cada noche y la ciudad queda sola,
húmeda de ausencia.

Semilla de semilla,
 la luna es cuna de gaviotas,
es mujer serpiente reptando
en tu cama la espera,
hoja entrerramada al silencio.


©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.









Ilusttaciones:

Vendedora de frutas de Olga Costa
semillas de cacao de Marcela G. Ruiz



12 noviembre, 2019

Fuga y Polar





FUGA

Orillas sibilantes...
todo contorno desnudo
es canto de sílfides,
la botella angustiada huye
entre la noche quebradiza.








POLAR

Hueco vacilante,
no hay estrella
que grite tu nombre.

Ráfaga,
danzas universos
sobre mi cuello.

El lecho,
quedó desnudo de ecos.




©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.


05 noviembre, 2019

Filamento, Medusa y Mosaico





FILAMENTO

Hoja santa,
a tus manos caída,
salamandra cristal navega,
playa alterna...

La llave,
perdida en tu ombligo.

Voluntad hambrienta,
palpas todas mis apetencias,
ogro tímido.

Sin voz ni voto,
eres viento cuajado,

quiebras...

Arena quieta,
afloro en tu oleaje,
fúrico mar adormecido.






MEDUSA

El fósforo encendió tus margaritas,
la playa de risas debió llegar a media noche.

Polvo de estrellas nos envuelve,
una medusa nos serpentea el grito.

Bailemos en oleajes de cruda seda,
hay demasiados insectos en mi piel,
hay demasiada agua en mi pozo.







MOSAICO

Plata a gotas,
casual anillo
danza en el dedo del tiempo.

Encuentro circular,
Dios crea destinos vacíos.

Y la cama desnuda
que juega a ser doncella...





©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.

28 octubre, 2019

Arenal, Astil y Ébano




ARENAL

La muerte
es sólo insolencia.

Dios es este punto cachondo
que estrella mi arena.

¡Soy virgen!, ¿asecho?






ASTIL

Te marchas
envuelto de aroma lunar,
orquídea afrodisíaca.

Mis arácnidos ojos
devoran una a una tus pestañas,
desnudo toda palabra.

¿Descubriste la gaviota que navega mis labios?

Ave,
llave del mar que aguarda tu oleaje,
sombra fugaz llena el silencio.






Ébano

El mar
se toma a gotas...
la marea aún está estancada,
suspira sobre las sábanas.



©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.



21 octubre, 2019

Alba




Alba

No sé cómo flotan los lirios
creo que se sostienen en sueños
como el agua en el alma.

No sé cómo flotan los lirios,
parecen alas surcando
la piel del viento.

No sé cómo flotan los lirios,
reborbotean los silbidos
¿Agua?, es rayo escondido.




                                        L'letraferit-Lucía de Luna


Editado en  Insomnolencia, 1997. 




06 octubre, 2019

Quimera




La lluvia de la tarde grita abandonos
silencios que se estampan ferozmente
contra el asfalto, astillando al viento.

Esta tarde es como aquella noche,
se mueve como nube seca,
deambulando su propia ruina,
su voz cae en gotas enardecidas
en que flotan las certezas rotas,
y sin remedio alguno, se estampan
contra el seco silencio del exilio.

No hay tierra, ni raíces en la diáspora,
y la voz de la montaña, es una anciana
que grita a la lejanía su follaje de llantos
como una plegaria de hojarasca esmeralda.

Los árboles ha sido desterrados
como la tinta, tu voz y sus ecos,
y aquel cielo, ahora lo sostienen
gigantes metálicos de luz y rayos.

En estos confines sólo el gato escucha
los lenguajes del agua y el viento,
sólo los gatos entienden la bruma
que se esconde utopías y parias,
en un grisáceo hielo de lejanía.

                                                           

                                                                   L'l / ©Lucía de Luna

03 octubre, 2019

L'lueve





Soñé,
tus ojos no navegan muy lejos.


Sigue los cuchicheos del agua,
murmullos ondulantes
tocan tu mirada.


Canto ausencia,
mis sirenas te conjuran,
plegaria del fuego.

                               

                                          L'l /  ©Lucía de Luna

27 septiembre, 2019

Ocaso







Noche vacía

La luz,  Ave herida,

Estrella fugaz.

                               L'l

24 septiembre, 2019

Tú, tiempo... presagio










PRESAGIO


Tú, tiempo.

Distancia de tu cuerpo
sobre el mío.

Soy menguante cielo,
caprichoso fragmento
de tu suerte gatuna.




               L'l   /  ©Lucía de Luna



                                   

23 septiembre, 2019

21 septiembre, 2019

Tú, tiempo II





II


Quebrados conjuros
en sueños de agua.

Soy cabello inerte,
corro tus riberas.




               L'l   /  ©Lucía de Luna

Tú, tiempo III




III


 Tu mirada,

laberinto,

grita mi alma,

luna despierta.






               L'l   /  ©Lucía de Luna

19 septiembre, 2019

Tú, tiempo IV






IV



 Aire,

clavada voz,

gota del vacío.

Yo,

suspiro inexistente,

habito tus sábanas.






                                       L'l   /  ©Lucía de Luna

16 septiembre, 2019

Tú, tiempo V



V


 Noche...,
arañas, uno a uno,
los gatos del tiempo
que te lloran.
                                   



 L'l   /  ©Lucía de Luna

14 septiembre, 2019

Tú, tiempo VI



VI

 Y tú,

colibrí blanco

dormido,

bajo la luz
de mi sexo.




                                       L'l   /  ©Lucía de Luna

12 septiembre, 2019

Tú, tiempo. VII





VII



 Las estrellas



arrullan la mirada.







Pierdo tu rumbo,



percusión estancada.








                                       L'l   /  ©Lucía de Luna

11 septiembre, 2019

Tú, tiempo VIII

VIII






Los ojos del universo



me surcan caricias.







Halo de luz,



en lecho marino,



me llamas.






L'l   /  ©Lucía de Luna


10 septiembre, 2019

Tú, tiempo IX




IX



la luna,



almohada de delirios.







El mundo cae a gotas,



rosario de coral



devora la piel del viento.







                                       L'l   /  ©Lucía de Luna

07 septiembre, 2019

Tú, tiempo X







X



Oscuridad,



lagartija quebrada,



entona su llanto,



es voz del aura.











                                       L'l   /  ©Lucía de Luna

05 septiembre, 2019

04 septiembre, 2019

Tú, tiempo... XII

XII





Incandescencia,
bramas,
escucho.

Soy espectro de Luna,
Tú,
Sangre de Dios.

                               

      L'l   /  ©Lucía de Luna

18 febrero, 2019

Prodigio I



¡Qué sola estabas por dentro, cuando me asomé a tus labios...!
 Altolaguirre






Una inocencia jugaba con la mirada puesta en unos labios prohibidos. El deseo arañaba el viento para arrancar los picores de los virginales cuerpos, que desconocidos entre ellos, erraban solitarios el vacío.

Entre juegos y miradas, los labios fueron trazando sus propios rumbos de piel y el instante del encuentro desterró toda soledad con su harapienta desnudez de desierto.

El fraternal abrazo de anhelo vistió los cuerpos ahora fundidos en un sólo aliento.

Los labios serpentearon reconociéndose como fruta de piel madura destilando dulces temblores. Entre caricias, la piel se transmutó en Edén, el beso fue llave del paraíso que abrió, de par en par, las puertas del jardín bendito y la pasión convocó el canto de las musas, provocando al cielo que desprendió sus hojarascas de eternidad, escarchas del tiempo.

Y los labios, conjuro de la profunda divinidad de los amantes, son el sacro tacto que transforma piel, tierra y tiempo. Dulces venablos que entrelazan a cuerpos en destellos de universo, rememoran en cada contacto el primer beso, aquel con el cual, el amor etéreo trasmuta el pecado de olvido en encuentro divino, piel de un jardín edénico, donde el deseo entre miradas, cae a gotas, transformando todo el origen del alma y la palabra.


    L'l, 14 feb.19



03 febrero, 2019

Breves gestos de Luna




I
Escollo de luz,
dulce fénix del viento
hoja de cielo.

II
Hurto secreto,
deshilvanas la brisa,
tinta nocturna.

III
Tú, artesana,
y vihuela en llamas,
flor del poeta.
                                 L'l


28 enero, 2019

Autobiografía de un dulce Ángel del Demonio, Lucy Luciferina, orgullosa hija de Satanás



¿Porqué ponerme Angélica Lucía si no me iban a bautizar? y luego.., ¿para qué demonios enviarme a una escuela primaria de monjas? ¡Y con monjas mercedarias que más bien eran mercenarias! Obcecadas defensoras de la fe y más dueñas de la ley divina que Dios mismo, algo que defendían con una vehemencia que rayaba en la locura. Su orgullo era ser: Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum, entiéndase dicho latinazgo como: La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, pero en la realidad, eran una orden sin misericordia alguna.

Cuando me descubrieron sin bautizar todo el infierno se desató, automáticamente pasé de ese nombre tan puro y divino de Angélica Lucía al condenado Ángel del demonio, Lucy Luciferina, engendro del mal como mote póstumo y se me marginó castigándome por horas de rodillas y rezando el rosario a mitad del patio, para servir de ejemplo a las alumnas zombis que deambulaban, sin ton, ni son la escuela... ¡como si esos medievalismos me salvarán el alma...!

La verdadera piedad llegó al descubrir y honrar mi propia naturaleza, esa identidad que ellas acusaban con ferocidad llenas de terror. Sí, simplemente un día me asumí con orgullo, como un demonio, es decir, adoré mi propio daemonium interno que en griego significa genio y mi mente comenzó a crear dudas, cuestionamientos lógicos, argumentos irrefutables que aventarles a la cara con cada insulto tonto que me decían. Lo que las enfurecía aún más, y al no poder responderme nada, el castigo se volvió más severo, ya que terminaron por enviarme a oír misa, para aburrirme, 3 veces al día. Un tiempo que descubrí que podía usar para leer ciencia o cuentos, fingiendo que estaba atenta leyendo el libro del coro donde escondía mi libro de lectura.






La ciencia es algo que la religión detesta, claro, mis libros “científicos”, siendo solo una niña, eran de las muchas aventuras de Julio Verne o el de cazadores de microbios que me enseñaron a pensar con lógica y orden, algo de lo que toda religión carece y así, descubrí cómo fortalecer mi propio Lucifer, ese lux de luz y ferre de llevar, es decir, Lucifer es llevar la luz y por eso, la ciencia es totalmente luciferina porque lleva la luz del conocimiento para disipar la oscuridad del fanatismo, algo a lo que es alérgica la mojigatería. Luego descubrí que podía divertirme imaginando que el padre monigote pasaba más aventuras y estropicios en el altar por las reliquias que el pobre Quijote en toda la Mancha... pero ¿de qué otra forma se podría haber sobrevivido a aquellas sobredosis misísticas?

Sí, lo reconozco, realmente soy hija de Satanás, me asumo como una clara oposición a la ignorancia y su estupidez adjunta, y, no, no soy un engendro, lo único que es un engendro absurdo es el fanatismo y, bueno, si sobreviví esa primaria, sólo fue porque tuve la suerte de nacer en una época, que de quemarme viva, hubiera sido un infanticidio penado por ley y todas esas vampirescas monjas emperifolladas de rosarios habrían ido a parar a la cárcel, sólo por esto salvé mi lindo pellejito de un adorable Ángel del Demonio, Lucy Luciferina, orgullosa hija de Satanás.


(L'l, 24 enero 2019)