15 marzo, 2021

ASTILLA

 


ASTILLA 


Cada uno escribe lo que puede,

no lo que quiere.

Borges.



Llueve, que descansado amanecerá el cielo mañana, después de vociferar y tirar gotas de luz. 

Y yo miro llorar al cielo y no lloro.


Pronto llegará el alba, la luna morirá sus rizos en fuego de mañana. 

Mi casa es diminuta, pero las inmensidades se cuelan por la ventana y la noche se convierte en aire frío y empapado que ronda la casa.


Es octubre, el mes de Xochiquétzal, la diosa luna, que vestida de sacerdotisa navega las almas del sueño. En este mes, ella se deja caer, se desangra en partos de luz y así nos limpia la mirada.


En la noche los segundos son largos y se repiten, se forman uno tras otro y yo busco algo que no es ni la luna, ni tus ojos. 

Busco a Poesía, busco tu nombre. 

El deseo es una voz esquiva y cada ofensa es labio de la muerte. 


Eres viento, fuga que no cesa y soy torpe, tartamudeo y los versos caen de mis manos, voces de hilo roto que traza murallas.

La respuesta no llega, pregunte a los huecos nocturnos.

 ¿Cómo se le habla al que escribe?... Sólo encontré silencios punzantes que golpean mis pisadas.



©® Lucía de Luna