30 diciembre, 2013

Cazador de Vuelos IV



Al final, Nada. Ni yo, tú, nada. Sólo la llama, escrutando. 



Ensoñación de neblinas donde los giros del viento son desprendimiento de las plumas. El cazador de vuelos, al sentir el desmayo abre sus fauces y raudo el vuelo escapa, a pesar de la ceguera, el alma se eleva en el viento y gira el destino, buscando en el cielo profundo, la ruta de la huida y a pesar del dolor y los quiebres, el vuelo torpe alcanza una rama alta donde aliviar las heridas.

El mar celeste gira en llovizna y el atardecer es un abrazo para guarecer el llanto. La lluvia lava las heridas, entre torpes saltos con la luz de la tarde, entre la lluvia un tronco revela un hueco como única esperanza de vida. Alcanzarlo duele y la lluvia arrasa sus bombardeos de gotas. Aguardar entre ramas y espinas a que las alas resistan el viento, y entre la lluvia, la noche envuelve el vacío y el torso se vuelve rígido, los truenos destrozan como gritos vociferantes los susurros del bosque. Entre relámpagos la neblina se vuelve ensoñación y el viento gira como los olvidos, es silencio que cae entre los quiebres de los latidos.

¿habrá amanecer? ¿o ese sol que desgarro el vacío en violetas y naranjas será el último que guió los vuelos? Y la lluvia cae, sólo cae, y un instante se revela, en el final no hay nada, ni vuelo, ni latido, ni yo, ni tú, nada, absolutamente nada, sólo la llama, escrutando vuelos en los desprendimientos del alma.






13 diciembre, 2013

Cazador de Vuelos III




Fatídica muerte agazapada, salta. Rauda toma el pescuezo, es letal abrazo que desgrana la piel del céfiro, engulle el canto del aura. Pero hay que luchar hasta la última aspiración, se debe aletear para soltar algunos vuelos de las garras de la muerte.

La bestia gruñe y la vida late como un juego de sangre. Los colmillos penetran primero como caricia, lentos pero certeros, ¿porqué no matar de una buena vez? ¿qué placer al herir, lamer la sangre, agazaparse encima y no dejar que el último suspiro sea lo único que escapa del fatal hocico?

Gritos como estruendo de truenos se oyen, las pesadas botas de un cazador se acercan. La bestia ha entregado su premio, sólo ofrenda lastimada pero aún viva para el sacrificio. Romperá el cuello, cercenará rastros de los trozos de la nube.

Las fauces se abren, las alas quieren elevar el vuelo, todo intento es un derrumbamiento. El cazador ha apresado lo inapresable. Sus garras suaves pero más letales levanta al ave con su herida, los latidos servirán de ofrenda a alguna ceremonia o simplemente, destrozará con una mordida más terrible aún, cada uno de los revoloteos que se esconden en el pecho.

Un espacio oscuro, pequeño, un encierro en una cueva móvil. Algo hizo aquel cazador terrible, inmóvil, agazapada por un cuerpo sin plumas, siento los latidos. Han capturado los giros y mis revoloteos, no puedo luchar más, me rindo. Lo comprendo, me devorará viva y mi corazón estallará entre sus dientes. Estoy ante los últimos instantes de vida. Hoy todo ha acabado. Una voz incomprensible intenta hechizarme. Ha comenzado a preparar mi cuerpo para el sacrificio, quizá me corresponda la hoguera, por eso me lame con su enorme y arrugada lengua blanca.

No toques una ala quebrada, duele. Siento un solo colmillo entrando, debe ser veneno. Cuanto sueño tengo, doy una última aspiración, sí, la muerte es sólo somnolencia fría en el olvido, sólo quedan plumas envueltas de giros del océano, huellas de los revuelos de mar y espuma.

La oscuridad y el silencio me abren su fauces. En las heridas del alma, los zarpazos de las utopías, dejan surcos más profundos que los rastros de las lágrimas en la piel. Morir, sólo morir, mortaja adormecida que seduce como terciopelo en la piel del espíritu, un beso como canto de amanecer cosquillea como mortaja.







08 diciembre, 2013

Elegía


In memoriam, 




El tiempo predestinado engulló su último suspiro,
sólo quedan palabras trazadas en la tinta de la página,
la memoria se petrifica con una sonrisa en el recuerdo,
es la memoria lo que alienta a escribir su propios oleajes.

Hay una honda marea inundando el alma,
y en el acantilado de la partida, cae un silencio.

Ni noche, ni día, ni atardecer, ni amanecer.
Hay un último latido perenne que sostiene el aire,
hay una lágrima viva que late quebrando los huesos.
Hay una copa de vino dulce con el cual recordar tu charla.

Y el vacío se viste de blanco, de luz, de agua en calma,
hay un camino de paz en el cual se deshilan los versos,
y se van entretejiendo las miradas en el recuerdo,
la voz y los consejos dados quedan ahora impresos en el alma.

¿a qué dios, ángel o sueño debo agradecer las charlas que tuvimos?
Sé bien que el destino desarraigando los senderos nos deja unidos en el viento.
Y el tiempo no podrá desbaratar tus palabras de tinta impresa en mi memoria,
y a pesar del frío, de la tristeza, siempre tendré un ramo vivo de no me olvides.






30 noviembre, 2013

Cazador de Vuelos II




El aire es abertura de silencio donde la bestia vuela alto, desciende en picada y devora el canto, la pluma azul, los trazos de cada giro suspendido. Huir de la muerte alada, bestia siempre cercana, acrobacia de viento en fuga, alcanzando de frente los rayos de sol. Deslumbrar con osadía aquellas garras que casi alcanzan la huida. Hurgar en el vacío es ascenso de vida. Las garras son parte del grito extendido, chillido del trueno. Y las ramas de árboles generosas se abren para esconder los latidos de vida. La furia ha traspasado y arrancó un trozo de piel extendida, los lazos del viento quedan mutilados.




Caer es morir, precipitación vacua, oquedad de vida y aún al flotar, la herida es el destino de un desplome irreversible. Los latidos son llanto que prorrumpe hacia la tierra. Cuerpo atraído por la roca despeñada, inútiles son los esfuerzos del viento por sostener el deseo. El golpe asestado arroja el torso como masa, el golpe se enfrenta contra rocas; ahí se terminan de quebrar los aleteos. Vuelo fracturado. Todo revoloteo es ínsula del deseo, simples despertares de nube en vientos azules...

El canto de ave es ahora lamento, llanto donde se arrastran miserias. La luz solar casi salvadora sólo observa, como quien mira los últimos segundos expectantes antes de los últimos latidos, antes que el cuerpo se abandone como cadáver en el vientre de la tierra. Al girar un poco, se observa, ¡Ahí!, un hueco de salvación, sólo llegar. Esconder la sangre entre la lluvia. Arrastrar los latidos como quien arrastra sus propias míseras, sólo un poco, sólo un poco más...

Y agazapada, en el sigilo, otra bestia observa el esfuerzo...





29 noviembre, 2013

Cazador de vuelos I



Abrir la mirada, como el viento abre su propio diálogo de silencios, trazos de infinito. Sólo la nube es apertura de cielo en luz. Mirar, sólo mirar, vacío en que flota el canto, voz extendida como alas de sol y luna revoloteando destinos.

Beber agua de un surtidor como quien bebe vida en gorjeos y, gozar de las semillas, dorados trozos donde la mañana vierte sueños. Disfrutar de las semillas, secretas y pálidas, como voz de lluvia. Cazar entre la hierba el rocío. La mirada espía, en secreto, se agazapa la voz del vuelo en sus propios giros de vacío.

La piel de la tierra se extiende bajo la mirada. Nervaduras de bosque donde mar y río se unen en un abrazo de aguas dulces y saladas. Navegar en neblina es hurgar la voz, deseo secretamente extendido con la mirada fija en la lejanía de vuelos y tinta. Danza de viento en pacto de luz y cielo; así es como el planeo traza los secretos del atardecer.







20 noviembre, 2013

Marea de tinta en púrpura y nieve


En estos acantilados del silencio, los días no miran sus mareas de tinta. Las palabras se desploman a gajos, son exilio que buscan hendiduras dónde esconder latidos, voces vertidas en aflicción. Y aquella otra voz, sólo un soplo dulce y breve que desfondó el firmamento, prodigioso designio divino que hace marchar todo aliento al límite de sus propios abismos.

Las alas fracturadas se doblan torpes, buscan el embate contra el aire para terminar presa de sus propias melancolías. El cielo se abre como mortaja a los vuelos emprendidos anunciando los últimos latidos resplandecientes que se van desgranando en tintas y los milagros trazados, la fortuna los volcó en enojos, el ejemplo venerado, es simple disolución de una arena bañada por espumas del aire.




No hay cadena pero el alma pesa.
No, no hubo grillete, pero el espíritu a penas respira.
Nunca hubo jaula pero el vacío aterra con sus barrotes de silencio.
Y aprisionadas las palabras en tinta, la libertad presa, da un solo respiro y rompe su alba que se torna en púrpura desengaño de la fría memoria.



En la lejanía, en otras orillas del tiempo, el fuego engendra sus propias ponzoñas y una fiera mítica devora el último de los vuelos de la luz. En la piel de la tierra, un ave que quiso alcanzar el artesón dorado, cae, sólo cae, desfallece en artificios nocturnos y quebrada, a tientas, busca sólo una palabra entre púrpura y arena cuyo frío ya no sea un ardor de nieve. Así, el destino roe y muerde los deseos, mientras las últimas flores con aquel nombre, aún en pétalos y aromas, se tornan en áspid breve que devora la voluntad.

El último aliento antes que la máquina del cielo lance su gemido y la noche devore con su oscuridad, las últimas palabras que brotan en labios de la marea...




15 noviembre, 2013

Alquimia de hielo


El cielo con su luz se ha marchado y una voz nocturna queda como eco frío de un silbido que golpea los cristales. Abajo, en la realidad, el aire deambula en olvido, traza breves remolinos de polvo como designios secretos. Arriba, la tempestad nos asecha, difícil arrancar secretos a la tinta.

Arduo es el trabajo que descifra entre versos la fría alquimia de los pensamientos. Cuesta escribir, las manos se entumecen como los pensamientos y sus latidos...  El hielo es sólo aire frío que nos recuerda cómo se deshojan los últimos días del año, como se desvanecen recuerdos y palabras.

Un atisbo, sólo un instante, un breve día que termino en desconcierto gélido y deambulo con paso firme marcando los límites de los puentes nocturnos. Me han contado que hay lugares en el mundo en que el invierno habla con voces de hielo hecho luz de estrellas como destellos de cristal, y hay voces que aguardan en el corazón, como si el universo descendiera a manos de los transeúntes del olvido, a pesar de los desiertos, con su gélido vacío. Y en estos páramos, los besos del hielo sonrojan la luna que se convierte en la única flama viva que navega estos huecos del viento. Así, la imagen de lo imposible se revela como un salto inaudito en el tiempo y en la piel de los sueños.






29 octubre, 2013

Camino a Aztlán...



Camino a Aztlán, la magia de lo secreto toma su lugar y el gran árbol del mundo guarda su fruto, caen sus hojas como caen los pensamientos. Sí, ante la muerte toda vida se desgaja como oropel de cosas sin sentido.

Nos vamos con el alma desnuda sosteniendo sueños entre las manos.




La tierra de las Garzas, tierra de blancura, plumas hechas trozos de niebla. El ciclo inicia su sueño blanco, el mundo se llena de frío y nieve. La muerte sólo sale a deambular mientras la hierba se marcha para dormir bajo tierra. La sangre de las plantas evaporan su aliento y todo queda seco, la tierra pierde su frescura y se torna corteza seca de tiempo sin tiempo.

Un altar de aromas de nardos es voz de cielo que desciende como frío seco. Última mesa del último alimento que como ofrenda de azúcar y sal, nos han otorgado los que aún quedan en el mundo.

Allá, lejos ahora, quedó ese otro mundo en su propio silencio de llantos.

No vamos a ningún otro lado, sólo hay un camino hacia la cueva de pétalos blancos.

Nuestros latidos alimentan los rezos, son pulsaciones que sólo el agua que cae en desprendimiento de vida logra escuchar.

Al otro lado del vacío, la abuela observa y saluda. Las yemas de la piel del alma encadenan un grito negro ceniza que nos une como abismo sin latidos, sin voz, sin mirada.



Hoy, sólo hoy, el alma es la que deambula, la que encuentra su propia ruta de pétalos amarillos.

Una garza, origen de este otro mundo, agita sus alas. Oculta el sol. Oculta la luna. Nos cierra los ojos en abismo y entre sus plumas, lo que fuimos cae, como dispersión de vacío y nos descubrimos entre fuego, entre nieve, entre neblina, entre lluvia, somos el crisol de vida donde todo queda disuelto. Sangre dónde el cuerpo olvida su sentido.

¿Acaso Somos? sólo sombra, triste balbuceo en una oración de labios.

El crisol como caldero nos ha fundido en olvido de vida, mausoleo de viento, aire de palabra escrita en la memoria del agua.




La historia de la festividad de día de muertos se puede leer en Mictlán, una nota que he preparado para Lenka21. 

27 octubre, 2013

Faisán de luz en condena...




Bien podías temer ese castigo,
    y otro mayor podías,
pues la fe adulteraste de un amigo.
L. Góngora

Mortaja encadenada al silencio
en transparente muralla de cielo,
al horizonte, un exilio de tinta.
El olvido, tirano imperio sin corona.

Eslabones de pensamiento unen
y engarzan las alas de la ventisca.
Las plumas no aletean los avernos,
y en eco de lluvia se disuelven los latidos.

El verso nace solo en los abismos,
mudo amante, abreviación de cielo
que amordaza todo sueño y trazos,
la caligrafía queda para los arenales,
aquí, ni la osadía puede alzar el vuelo.

El agravio fue un letal precipicio,
y en orfandad se paga una a una,
cada línea escrita en el firmamento.
Así se desploma el anhelo como astro,
y la luz, queda presa, faisán en melancolía...



21 octubre, 2013

Letargos de tinta...



Noche, desgranas
preludios del aurora.
Letargos de luz,
son sólo evocaciones
del invierno que acecha.


*
Viento murmura
temblores de mar
que reptan las orillas.
Oleajes del otoño
en vuelo de gaviotas.



*
Silencio cae,
despeñando los sueños,
labios de niebla
que requiebran la tinta,
universo secreto.



20 octubre, 2013

Lisonja de la nada




yo solo, mudo amante,
los hierros callaré de mis cadenas.
Góngora


Fugaz fuga de luz altero a los cielos,
y trazó cadenas de vacíos al universo.
Sólo una cauda del sueño que pisa tinieblas.
En brillante sombra se desvanecen las arenas
y ante la frágil mirada de lo incierto,
el ser alado cayó por sostener estrellas...
Abrevando paraísos fue negado por el sol.
Al perturbar las transparencias del aire, 
en su tinta quedaron vestigios de quimérica desolación,
huellas del exilio en lejanía con sabor a otro Edén. 


13 octubre, 2013

Luna en orlas de viento


Octava maravilla sois del suelo;
nido de un fénix raro,
que argenta el aire con su dulce vuelo.
L. Góngora




Navegante luna en las orlas del viento, 
tus mareas de insomnio trazan alumbramientos,
pensamientos que huyen en cristalinas alas.
Son sólo labios del sueño vendados,
suspiros encallados en arenas y escollos de sombras.
Ya sólo queda navegar en tinieblas de lo incierto,
en este páramo todas las estrellas han huido.
Aquí ya no renacen los entramados besos del aire
con su dulce veneno alado, punzón que hiere el vacío...

22 septiembre, 2013

Nanoargucias IV - 6 palabras


*
Huyó olvidando la luna tras la ventana...



*
¿Escuchas?... un libro estalla universos inimaginables.


*
Leía cuando un beso tinta escapó...





*

cinceló su último golpe... gritos brotaron.


*
Beso un mármol... la diosa sonrojó.






*
Un río anudo la laguna, llovió



*

Aprender a leer es la LIBERTAD





15 septiembre, 2013

Nanoargucias III - 6 palabras



  • Lluvia crepuscular deslavas caricias de cielo..






  • Miras amanecer... un sol encripta besos
 








  • Renace la Música.. sólo brotan cantos...




  • La miro alada... la nombró Lilith







10 septiembre, 2013

L'luvia



Dime lluvia... ¿porqué tu voz me sabe a mar enmarañado?
Pero la lluvia se enreda a la niebla blanca inapresable. Insomne somnolencia que recorre como un susurro líquido, el aire y la lejanía que vuelve a la bruma donde el alma del albatros dormita sus vuelos.
La Luna es sólo una lumínica insinuación que se despeña como voz del agua hacia la tierra, del estrépito nace el aroma húmedo del prado.
Sí, esta lenta lluvia, sin principio ni fin, marina de cielo donde quedan enredados los recuerdos, piel del atardecer con que se ungiera luz al mundo y la aurora, da sus frutos tras una nocturnidad donde se enredan sueños y suspiros.





Es la misma lluvia que recorre eternamente la epidermis de la oscuridad. Esta lluvia con la nostalgia labrada en latidos de tinta, que entrelaza flores y danza en las precipitaciones.
Los latidos nacieron tarde y al otro lado del mundo; en orilla de una finisterre que convierte en cristales de lejanía hasta el más cercano recuerdo. Aquí, en este límite del mundo la tierra tiembla como un bramido que aúlla sus propias tormentas y, la voz del agua se despeña como cascadas de tinta inundando páginas que nunca serán leídas.
Y la lluvia cae, traza palabras que diluvian con una voz que cuchichea susurros de ninfa hasta disolverse en noctámbulos escritos que anegan la mirada.
Esta lluvia, que deambula el viento, es una esquirla del destino que desciende por el desierto como aguacero y narra en líneas de horizonte, sus propios aleteos, ahí se disuelven los bramidos del firmamento hasta despejar la mirada del universo que pestañea divinidades.






22 agosto, 2013

Canto de Sirena Mítica II



Abajo, la profundidad es un páramo de vacío perfecto, distancia que entrecruza los chasquidos de grillos marinos. Sus alargados cantos, a trozos fragmentan las grietas del agua en ecos casi lejanos. ¿acaso anuncia una respiración su propia caída en las metálicas garras de la muerte?  Un lamento de duelo responde por el alma raptada y así comienza el trayecto de llantos hasta que la piel del agua cede y se abre como oráculo a la respiración de los murmullos marinos, se encadenan los bufidos con barritonos dónde nacen entre dolores, los desgarramientos de los crepúsculos.

¿Cómo se comprende el duelo marino? ¿cómo traducir esos indescifrables nombres que ondean en un largo y agudo canto? Sus lágrimas de sirena olvidada, lanza entre oropeles de olas que van y vienen un llanto y su silueta craquela el infinito marino como voz de jilguero enramado entre algas y medusas.

En la superficie, es un milagro antiguo que emerge y con cada bufido invoca las circuncisiones del vacío del aire. Su gemido es el respirar oceánico que arroja en lluvia bocanadas de vida, con cada chapoteo su voz magnifica la humedad del canto y convoca con chasquidos sueños y memoria. Entrecorta y rechina su voz, son palabras en trozo de eternidad no escrita pero aún así, habla, narra su propia historia, cuenta sus laceraciones en los recorridos marinos, en su voz han quedado labrados surcos de superficie y profundidad, grietas marinas a la vida que aún deambula y recuerda como en ronroneos de sirena los parajes marinos e indaga por qué ya no tiene ni oleajes, ni caracolas donde engarzar su voz de arena.

 Y sólo se marcha, remonta una a una, cada ola del vacío en giros de espuma a la distancia, se hunde profundamente en el olvido, se sumerge con los sueños hechos astillas y la marea sube; aquí ya no hay canto ni lágrimas oceánicas que puedan agrietar estas altas murallas del silencio del agua en la lejanía.



05 agosto, 2013

Insomnio desde 1936




INSOMNIO

Dámaso Alonso



Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de
cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo
en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar
los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán,
ladrando como un perro enfurecido, fluyendo
como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a dios, pregun
tándole por qué se pudre lentamente mi alma.
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en
esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lenta-
mente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?


Lectura de Dámaso:








Enlaces a unas líneas que escribí sobre: Trece Rosas

Sobre Guernica: paramos del olvido






18 julio, 2013

Canto de Sirena Mítica I






Un aroma de estrella marina y hielo es el único rastro que ahora fisura al mundo y sus vacíos. Canto de una sirena que cercena los giros del agua. 

En este abismo emerge un gimoteo lánguido y seco, sollozo de lejanía donde se sostiene, con agudeza, el rastro de una breve pisada azul, ahí donde se degüella al desconsuelo y sus mareas. 

Estos son los ritmos de las tempestades, las que a pedazos quiebran la paz del océano y flotan entre el oleaje, como los restos de un naufragio antiguo. 

Trozos de las últimas lágrimas de la creación, agudo eco del principio del mundo y la vida. 

Ya no es el llanto de aquella Sirena, en la que encalló el alma de Ulises, no, aquí, en este acuífero, es un desierto donde no quedan marineros que atiendan a estos milagros de voces entre algas y caracolas congeladas. 

Navegamos los confines del mundo,  y el mar dejo de ser cielo de agua ya sólo es un infinito que nos observa en piel marina agonizante.  

Y entre las lágrimas de los esteros emerge una danza de oropel entre témpanos de olvido; es una voz que canta efímeras loas en arrullos de olas quietas.  



12 junio, 2013

10 junio 2013


Cuántas aristas tiene la realidad...
Quién descifra los enigmas de la respiración..
Ya sólo queda un mar sin oleaje ni tiempo.
El ciclo de tierra es ahora pasado,
la guadaña sesgo nubes y soles,
mientras la lluvia lava cielos y memoria.


22 mayo, 2013

NEKAN SAKB’EL






Llevamos tantos abismos ensartados a la sombra, 
que rauda se nos puede venir encima la lápida.
Hoy un sol negro devoró la mañana y nos enredó a la noche.

Ella,    
danza con sus cuchillos y fusiles.
Ella, 
nos ronda y con la mirada perdida 
nos atrapa todo aire.



El quetzal navega, siempre nos navega el silencio. La sombra observa y despoja de gritos el alma y las entrañas.  Aquí el monte se deambula en sí mismo. Cada grito se disuelve en bruma y cada arroyo se convierte en grietas que quiebran todo aire. Y la voz del viento enredada a mariposas de aire violeta como astillas de niebla. Aquí donde el agua recorre la tierra, esconde vapores y nos invade cada noche. Esta voz de viento que grita silencios y nos roba la palabra.

Hay un olor cenizo que marca el rumbo y el calor en medio del camino anuncia el alumbramiento del fuego. 

Llueve, debe ser el llanto de la tierra que está pariendo piedras. Viento, extraviado, deambula, su alma se le hace huecos, se quiebra. No importa dónde vaya. Hay un tiempo detenido más allá de la ventana, hay un llanto que se esconde entre muros que no terminan de caer, pared de tiempo donde el maíz se refugia.


El campo es tiempo, sólo tiempo detenido, todo le gira, todo le cambia, de tanto moverse se aquieta. Y yo aquí, frente al mar y  grito... ¡CÁLLATE!!!  Pero el mar continua con su llanto.

Los vacíos te penetran la garganta, se roban tus gritos y silencios. Yo voy a Tuxtla, navego en las faldas de esta anciana Sierra, sus canas de humo invaden la carretera. Una lágrima de monte escurre en mi ventana, si fuera a mi raíz sólo encontraría la silla vacía, Olvido debió partir hace tiempo. Todo lo que me queda de Salvatierra es el sabor de guayaba en la boca, gritos de grillos enmarañados al cabello y el llanto de mi abuela que cuelga en un infinito rosario frente a una pared con agujeros.


Noche invade el camino. Mi vista ha quedado cortada, sólo intuyo un silencio más allá... Una voz cae sobre el monte de piel oscura que duerme, hay carreteras que marcan destinos... 

Te soñé en el techo del mundo, te soñé pescando la luna y la nube inventa al monte que la inventa, ha penas un trazo luz y, amanece.






© Lucía de Luna


Nekan sakb’el, en  lengua tojolabal significa a punto de caer el amanecer, la mañana...





21 marzo, 2013

Enheduanna o Enkheduanna, poeta acadia



Inanna
Reina de todos los poderes concedidos
Desvelada cual clara luz
Mujer infalible vestida de brillo
Cielo y tierra son tu abrigo
Eres la elegida y sacrificada, Oh tú
Grandiosa por tus galas
Te coronas con tu bondad amada

Suma sacerdotisa, eres justa
Tus manos se aferran a los siete poderes fijos
Mi reina, la de las fuerzas fundamentales
Guardiana de los orígenes cósmicos y esenciales
Tú exaltas los elementos
Átalos a tus manos
Reúne en ti los poderes
Aprisionándolos en tu pecho

Esculpes cual depravado dragón
Con tu veneno llenas la tierra
Aúllas como el dios de la tormenta
Cual semilla languideces en el suelo
Eres río henchido que se precipita bajo la montaña
Eres Inanna
Suprema en el cielo y la tierra.





Estos versos se escribieron cerca del año 4,000 A. C., ni siquiera fueron escritos en tinta sino con punzón en tabletas de arcilla, son fragmento de palabras labradas con la voz de Enheduanna o Enkheduanna, no sólo fue mujer y la primer poeta de la que tenemos conocimiento en la historia; sino también sacerdotisa y teóloga. Era Acadia, hija del rey Sargón de Akkad, nombrada por su padre como suma sacerdotisa de Nanna o Nannar, el dios-Luna sumerio, una de las mayores divinidades del panteón mesopotámico, en Ur.

Si se gira un poco el punto de vista, el sol son los ciclos diarios y cotidianos pero la luna representa los ciclos más largos, los relacionados a la perennidad y a la trascendencia del alma, son el vínculo entre vida y “un más allá”, revelado sólo a los elegidos e iniciados. Con este poema de Enheduanna queda evidente como la raíz de poeta y vate, que significa tanto adivino como poeta se vincula entre la profecía y la palabra, es el que nombra porque posee el poder para contactar el alma y logra generar con sus visiones una conexión entre el mundo vivo y el mundo del espíritu. Por ello, la sacerdotiza, escribas y pitonisas es poseedora de una comunicación divina y del conocimiento. Sin embargo; a pesar de su talento e importancia Enheduanna o Enkheduanna fue expulsada del templo y desterrada, dejando tras de sí estas palabras que han sobrevivido como testimonio de su lamento:




“Yo, la que alguna vez se sentó triunfante
fui arrojada del santuario,
como una golondrina (Lugalanne) me hizo volar por las ventanas,
y mi vida se fue consumiendo.
El me hizo caminar sobre las breñas al borde del desierto
Me arrancó la corona
y me dio daga y espada: “esto es para tí” -me dijo.



 Mi reflexión el día de hoy, a 4,000 años de estas palabras y en que se celebra el día mundial de la poesía,  creo que es buen momento para reflexionar como las palabras, su voz, su textura, su combinación generan imágenes que nos pueden trastocar el aliento, transformar la mirada. En la poesía convergen cuerpo y espíritu y cuando se unen en armonía es que realmente podemos llamarnos seres humanos porque el espíritu y la vida se unen y comunican en una plenitud que llamamos el “ser”.  La poesía es la expresión casi divina de esta unión, no es un talento es una forma del ser y su expresión. No es el “tener o hacer”; con los cuales el espíritu con sus emociones y sensaciones quedan relegados, sino un “ser”, y es posible, que ahí radique que a milenios de estas primeras líneas de una expresión del ser, del hablar con el espíritu y para el espíritu, no entre lo terrestre o humano, sino de los dioses siga siendo tan complicado poder definir ¿qué es poesía?


Referencias:




Artículo amplio para profundizar en el tema:




Yo hablo porque tú meces los follajes diría Octavio Paz milenios después de Enheduanna pero la transmutación del espíritu sigue siendo el mismo latido sin tiempo, ni orillas.



Si hay problema de visión del poema aquí el enlace al fragmento:

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=xn4KeUQkEV8


poema completo en voz del autor:

https://www.youtube.com/watch?v=XI2fhqEeWPQ

Poema completo:

http://www.poesi.as/op17058.htm