Bien podías temer ese castigo,
y otro mayor podías,
pues la fe adulteraste de un amigo.
L. Góngora
Mortaja encadenada al silencio
en transparente muralla de cielo,
al horizonte, un exilio de tinta.
El olvido, tirano imperio sin corona.
Eslabones de pensamiento unen
y engarzan las alas de la ventisca.
Las plumas no aletean los avernos,
y en eco de lluvia se disuelven los latidos.
El verso nace solo en los abismos,
mudo amante, abreviación de cielo
que amordaza todo sueño y trazos,
la caligrafía queda para los arenales,
aquí, ni la osadía puede alzar el vuelo.
El agravio fue un letal precipicio,
y en orfandad se paga una a una,
cada línea escrita en el firmamento.
Así se desploma el anhelo como astro,
y la luz, queda presa, faisán en melancolía...
Uf, sustantivos como hachazos para este esbozo del desasosiego.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Tus palabras descalzas,
ResponderEliminarpor la oscura escalera
desgastando las vetas
de sus viejas maderas.
Te espero en la puerta, con letras doradas, como macetas.
Un abrazo