Abajo, la profundidad es un páramo de vacío perfecto, distancia que entrecruza los chasquidos de grillos marinos. Sus alargados cantos, a trozos fragmentan las grietas del agua en ecos casi lejanos. ¿acaso anuncia una respiración su propia caída en las metálicas garras de la muerte? Un lamento de duelo responde por el alma raptada y así comienza el trayecto de llantos hasta que la piel del agua cede y se abre como oráculo a la respiración de los murmullos marinos, se encadenan los bufidos con barritonos dónde nacen entre dolores, los desgarramientos de los crepúsculos.
En la superficie, es un milagro antiguo que emerge y con cada bufido invoca las circuncisiones del vacío del aire. Su gemido es el respirar oceánico que arroja en lluvia bocanadas de vida, con cada chapoteo su voz magnifica la humedad del canto y convoca con chasquidos sueños y memoria. Entrecorta y rechina su voz, son palabras en trozo de eternidad no escrita pero aún así, habla, narra su propia historia, cuenta sus laceraciones en los recorridos marinos, en su voz han quedado labrados surcos de superficie y profundidad, grietas marinas a la vida que aún deambula y recuerda como en ronroneos de sirena los parajes marinos e indaga por qué ya no tiene ni oleajes, ni caracolas donde engarzar su voz de arena.
Y sólo se marcha, remonta una a una, cada ola del vacío en giros de espuma a la distancia, se hunde profundamente en el olvido, se sumerge con los sueños hechos astillas y la marea sube; aquí ya no hay canto ni lágrimas oceánicas que puedan agrietar estas altas murallas del silencio del agua en la lejanía.
Los sueños de un renacer eterno.
ResponderEliminarEntre sonidos de mar esclavo de los propios sueños.
Muy bello. Un abrazo, Lucía.
Gracias por leerme. Un abrazo de tinta llena de luz y amistad.
EliminarLas sirenas, cuando lloran, ¿cómo cuentan sus lágrimas? ¿Y a qué les saben?
ResponderEliminarLas sirenas, cuando lloran, ¿cómo desgranan y cuentan sus lágrimas? ¿Y a qué les saben?
ResponderEliminarArrop, tu pregunta sólo la puede responder la tinta de López Velarde que escribió, este hermoso poema, uno de mis favoritos:
EliminarFuensanta:
dame todas las lágrimas del mar.
Mis ojos están secos y yo sufro
unas inmensas ganas de llorar.
Yo no sé si estoy triste por el alma
de mis fieles difuntos
o porque nuestros mustios corazones
nunca estarán sobre la tierra juntos.
Hazme llorar, hermana,
y la piedad cristiana
de tu manto inconsútil
enjúgueme los llantos con que llore.
el tiempo amargo de mi vida inútil.
Fuensanta:
¿tú conoces el mar?
Dicen que es menos grande y menos hondo
que el pesar.
Yo no sé ni por qué quiero llorar:
será tal vez por el pesar que escondo,
tal vez por mi infinita sed de amar.
Hermana:
dame todas las lágrimas del mar…
Puedes leer más de este gran poeta en los materiales de lectura de la UNAM: http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=114&Itemid=1&limit=1&limitstart=6
EliminarLlorar por llorar, llorar quizá por el sinsentido de querer amar (se ama, o no se ama. No se puede querer amar). Los manatíes lloran sin llorar, lloran sin discernir sus lágrimas: todo el mar en que habitan es una sola e inmensa lágrima. Pero, ¿qué es el mar?. ¿Qué es una sirena? ¿Quién es, quién era, Fuensanta, hermana?
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