ARENAL
La muerte
es sólo insolencia.
Dios es este punto cachondo
que estrella mi arena.
¡Soy virgen!, ¿asecho?
Te marchas
envuelto de aroma lunar,
orquídea afrodisíaca.
Mis arácnidos ojos
devoran una a una tus pestañas,
desnudo toda palabra.
¿Descubriste la gaviota que navega mis labios?
Ave,
llave del mar que aguarda tu oleaje,
sombra fugaz llena el silencio.
Ébano
El mar
se toma a gotas...
la marea aún está estancada,
suspira sobre las sábanas.
©® Lucía de Luna, Insomnolencia, 1997.
Los tres poemas son como diamantes en la noche, brillando, a pesar del desvelo de los olvidos.
ResponderEliminarUn abrazo