Ayer,
laberinto de
ramas ancianas,
vuelos de
cuervos colados entre tumbas.
Todo el mar se ha llenado de tus palabras,
sal marina que
aún perfuma el deseo.
Y el
relámpago nos
quiebra la noche,
es sólo una ensoñación de esmeraldas
prendidas
a la piel negra de
un gato antiguo.
Y ayer, desierto
inamovible,
eternidad tatuando troncos secos,
ahí se
devoran las grietas de
los huecos
que
cargamos en las pisadas.
Y ayer, con la mirada sombría
ResponderEliminarse ha vuelto primavera, en la poesía.
Muy bello. Un abrazo