Todos los niños
duermen en manos del lago.
Grietas renaciendo quietas,
voz hierba apenas niña
girando en gritos de vertiente.
Cómo abrazarte,
piel de piedra
donde nace
toda mi agua.
Se agita la nocturnidad,
movimiento quieto
recolectando temblores.
Todas las líneas
han sido hurtadas de tu piel,
colibrí hojas luna
violentando el anhelo.
Gaviota,
gaviotando
cada surco de tus labios.
Y el lago,
quieto,
sin recuerdo en la mirada
inventando y
reinventando
toda memoria.
...Y el lago, cercano y frío
ResponderEliminarreconquistando todos los anhelos.
Rescatando, entre las redes del tiempo,
los imperecederos recuerdos.
Un abrazo, Lucía