14 noviembre, 2014

Hebras de cielo




Breve aliento quebrado del amanecer,
la memoria del cielo nos guiña...
enardece la fría neblina,
que a pasos de bruma, deambula...


Un eco lejano de transparente tinta,
traza sus estelas en el agua,
lágrimas sigilosas que visten la lluvia,
y nos decapitan todos los latidos.


Aquí, ya sólo el frío trascribe voces,
hay palabras que ya no riman en este mundo,
parias ensoñaciones predestinadas al vacío,
caen descuartizadas, fracturando la mirada .


Sí, un aliento de amanecer nace roído en esta tierra,
la primer piedra golpea certera el alma,
y no hay hilo que pueda zurcir esta esperanza,
ya fragmentada y hundida por el monte, en su propio extravío.







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