Ithil'l
Cuando conocí a Ithil'l, me llamó la atención su nombre, me lo dijo con una voz casi inaudible y me explicó que su madre era tarotista y le había puesto ese nombre, era de origen mágico. Y luego me miro con sus ojos profundos a medio abrir. Su piel era extremadamente blanca. En su cabello colocaba pequeños pasadores adornados con diminutas mariposas. No comía pescado ni ningún tipo de carne. Su mirada parecía estar extraviada como anhelando algo. Y al mismo tiempo mirarla era ver algo totalmente apacible, como si su alma fuera de un cristal claro y repleta de agua tranquila. Si te acercabas a preguntarle en que pensaba siempre decía lo mismo. Medito en el desierto y, continuaba imperturbable.
Cuando conocí a Ithil'l, me llamó la atención su nombre, me lo dijo con una voz casi inaudible y me explicó que su madre era tarotista y le había puesto ese nombre, era de origen mágico. Y luego me miro con sus ojos profundos a medio abrir. Su piel era extremadamente blanca. En su cabello colocaba pequeños pasadores adornados con diminutas mariposas. No comía pescado ni ningún tipo de carne. Su mirada parecía estar extraviada como anhelando algo. Y al mismo tiempo mirarla era ver algo totalmente apacible, como si su alma fuera de un cristal claro y repleta de agua tranquila. Si te acercabas a preguntarle en que pensaba siempre decía lo mismo. Medito en el desierto y, continuaba imperturbable.
A
veces tenía la maña de meter su mano a alguna bolsa de su ropa y sacar un
pequeño trozo de madera en forma de moneda y mirarlo un instante para volverlo
a esconder entre sus bolsillos. Nunca decía ni qué era, ni porqué lo hacía;
aunque la hostigaras para ello, ella simplemente mantenía la tranquilidad y no
cedía ante la presión. Luego simplemente sonreía y se marcha absolutamente
tranquila.
Verla alejarse era como ver flotar una nube en proceso de lejanía, su sombra se
iba fragmentando en un andar tan suave que daba la sensación de levitar y a
veces esa sombra formaba la figura de un dragón que parecía protegerla o
deambular tras ella como una mascota.
Nunca
ha dicho exactamente cuál es su origen, dónde nació o de dónde ha venido; lo
más que te comenta es que sus padres viajaban cuando nació y si le indagas pero
dónde estaban, sólo levanta los hombros y dice: la verdad no lo sé, no me lo
han dicho y yo he dejado de preguntarlo hace mucho y no vuelve a decir nada. Y
luego se ausenta en sus propios pensamientos aunque este presente.
Un
día la lleve a pasear a un museo, quedó fascinada ante uno de los monolitos de
piedra. Al salir en el café le conté la leyenda y se horrorizo cuando supo que
esas fragmentaciones representaban el desmembramiento y decapitación de una
mujer y sólo exclamo con una fuerza de voz que nunca le he vuelto a escuchar:
¡Pero que salvajes son aquí!.
Otro
día la vi leyendo mientras tomaba el sol de la tarde junto a un árbol, al
acercarme la vi hojear un libro con fotografías de albatros y otras aves
marinas. Me sonrió y me dijo: ¿No sería hermoso tener alas y poder visitar el
lugar que uno quisiera en el tiempo que uno deseara? A mí me gustaría visitar
el mundo hace muchos siglos, cuando a penas comenzaba a generar su propia
historia. Luego suspiro y siguió mirando su libro.
Así era Ithil'l, charlar con ella era como intentar dialogar con un ser mágico y
nunca sabías que podía responderte; lo cierto es que no parecía pertenecer a
ningún lado y en esa fragilidad radicaba su propia fuerza que la volvía
absolutamente intangible, etérea y lejana.
Pintura de Lilla Cabot Perry, "Woman with a silver Vase", 1905.
Charlar con ella, era como escuchar los propios pensamientos, cuando se está ensimismado contemplando la grandeza del océano.
ResponderEliminarMe alegro de tener acceso a tu blog. Con la belleza de tu escritura, en mundo es un pañuelo, el universo, un manto. Saludos.
ResponderEliminarUn personaje ciertamente mágico. Me gustó mucho.
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