10 marzo, 2014
Sortilegio del viento
Traducir la transparencia cuando la muerte fue conjurada y los trazos de aquellos latidos fueron desperdigados por el olvido.
Caer, sólo caer, acantilados de un limbo de silencio. Nunca hubo una estrella azul que marcara el rumbo como brújula guiando los trazos de la tinta. No, la escritura fue inmolada en su propio fuego y sangre.
Escribir, como alas que cruzan en desarraigo del cielo. Escribir en el precipicio del olvido, friso de los márgenes de toda caligrafía trazada desde el aliento.
Sí, en el desarraigo, duro dialogar con el silencio en tales abismos...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Bellísimo canto de la locura necesaria de escribir.
ResponderEliminarUn abrazo grande.