Un errabundo hechizo
traspasó el oscuro cristal del sosiego,
así el sueño invocó el aliento que vence la mirada,
así el espíritu inició su deambular en trozos de un cielo roto,
mientras el alma liba gotas del purpúreo licor del olvido.
En esta tierra de nadie, nunca hubo bronce, solo arena.
En esta tierra, muros de agua separan las nubes
y el fondo del mar queda al alcance de la mano.
Esta es la tierra marina que cierra la noche con sus secretos,
aquí es donde yacen las arenas que devoran la conciencia,
y entierran toda ilusión en grietas de vacío.
Hechizados por los tiempos y lugares, donde andamos perdidos, a la espera de ese rayo de luz que nos ilumine.
ResponderEliminarquizá es porque el dorado venablo de una mirada hirió devastadoramente un corazón que quedó desterrado al olvido...
EliminarDesaliento, arena y olvido
ResponderEliminarCaracolas sin voz , sin olas
Marejada de llanto enarbola
Muy duro, pero muy bello un fuerte abrazo
Duro poema. Las arenas invadiendo las conciencias, sobre un mar de olvido y azul. Precioso.
ResponderEliminarUn abrazo grande