Reflejo XVI

Albatros sideral remonta centellas reflejo de las mareas del vacío. 

Aleteos que trazan sus escrituras de viento, entre hojuelas de luna desquebrajada, cuya luz sólo se reconstruye, con la lenta mirada solar, único poeta, quien escribe con silencios de fuego que destierran oscuridades.

©Lucía de Luna             

Reflejo XV

Las flores vuelven ceniza al tiempo. 

Cercanos al Sol nos fundió el olvido. 

El cielo con su simetría de esferas celestes 
y aquí en la mirada terrestre las voluntades chocan, 
se tropiezan y, en la caída se desbarrancan 
reflejos del infortunio y un abismo engulle todos los alientos.

©Lucía de Luna

Reflejo XIV

El misterio son las cicatrices como marejadas del aliento, cristales enmarañados a reflejos de cantos de nocturnas aves, voz en destierro. 

Agua atada a la garganta desata cataratas en el alma. Desempolvados los versos perdidos, agonizan astillando a gotas aquel poema que latía vivo en la lejanía.

©Lucía de Luna

Reflejo XIII

 
El mundo se construye de tiempos marcados por trece. 

El designio de la fortuna refleja el destino. 

Y la piel del universo arde en silencio,

se desangra la palabra ardiendo a 450°; 

pero nadie ha dicho aún 

¿a qué temperatura deberá arder el alma 

en la desdicha lejana de tu mirada?

©Lucía de Luna

Reflejo XII

Entre las pestañas del que cuidadoso observa se enredan diminutos universos pulsando vida y no llanto. 

Los hálitos se derrumban ante los umbrales del reflejo de las palabras 

pero el espíritu resiste, si tu mirada acude a curar sueños y amaneceres. 

Y, la alondra canta libre cada luz de mañana.

©Lucía de Luna

Reflejo XI

Cuando los diamantes estallaron en estrellas te soñé verme reflejada en aquella barca que entrecruza los destinos. 

Ventanas como ojos deambulaban en la serpenteante voz del agua. 

Y, caminé con entereza a esa coronación del cadalso en donde tus labios secos diluviaron mi ausencia.

©Lucía de Luna

Coro I

Somos seres solos,

en medio de dos nadas,

polvo con hálito

instantes de tiempo.

Somos seres solos,

en medio de dos nadas...

©Lucía de Luna